21 ene 2010

Todo en su Tiempo!




Dios responde todas las oraciones, aunque no siempre de la manera esperada.

Rara vez Dios tiene prisa o está apurado, lo cual se ve en Su Creación: demora en hacer un bebé, una flor, un árbol o un atardecer, o incluso una brizna de hierba.

No se puede apurar a Dios.

Hay que aguardar a que llegue el momento determinado por Dios. A veces Dios demora la respuesta a una oración hasta que hayas aprendido algo que Él quiera enseñarte. O a veces espera hasta que se produzcan las condiciones propicias para el resultado que quiere lograr. Como en el caso de aquel hombre de la Biblia que era ciego de nacimiento. Tuvo que ser ciego toda su vida para que todos lo supieran, y así, al llegar cierto día Jesús y sanarlo prodigiosamente, Dios fuese glorificado (véase Juan 9). En ciertos casos, tal vez transcurran años hasta que sepas por qué Dios no respondió del modo que esperabas, o cuando se lo pediste, ¡pero el día llegará, y sabrás que Dios actuó acertadamente!

¡Espera en el Señor!

¡La oscuridad más densa es antes del amanecer, y la mayor desesperación ocurre justo antes de la Salvación! ¡La más profunda desesperanza ataca justo antes de ser rescatado! Por eso, no dudes ni por un instante de que Dios te contestará. ¡Ya verás que lo hace! ¡Confía en Él y dale gracias por la respuesta, aunque no la veas de inmediato! ¡Después te alegrarás de haber confiado en Él!

Eclesiastés

3:1 Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.
3:2 Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado;
3:3 tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar;
3:4 tiempo de llorar, y tiempo de reir; tiempo de endechar, y tiempo de bailar;
3:5 tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar;
3:6 tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar;
3:7 tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar;
3:8 tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz.
3:9 ¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana?
3:10 Yo he visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él.
3:11 Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.

1 comentario:

Delmy Mejia de Herrera dijo...

Dios te bendiga Alicia!
Muy bello tu blog, te felicito.
Que Dios te continue usando para bendecir muchas vidas.
Un abrazo desde Honduras!!