17 mar 2010

¡Venid a Mí!




Todos en algún momento nos hemos sentido fatigados, desesperados, con ganas de salir corriendo y si lo hacemos llegamos a un callejón sin salida y terminamos peor que como al principio peeeeero

Jesús dijo: "Venid a Mí todos los que estáis trabajados y cargados, y Yo os haré descansar. Llevad Mi yugo sobre vosotros y aprended de Mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas; porque Mi yugo es fácil y ligera Mi carga" (Mat.11:28-30).

El Señor dijo: "Mi yugo es fácil y ligera Mi carga", pero puso una condición: "¡Venid a Mí!" Cuando te sientas agotado por las tensiones de esta vida podrás volar hacia Dios en las alas de la oración y la fe, y hallar allí el alivio que sólo Él puede darte. ¡Él sabe qué es lo que más necesitas! Descanso, paz e intimidad con Él, y el alimento de Su Palabra. "Y hallaréis descanso para vuestras almas". Muy pocos entienden que el alma es un cuerpo y su espíritu (Gén.2:7). ¡Si no descansas en el Espíritu, agotarás tu cuerpo!

Jesús incluso llegó a decir de sí mismo: "Soy manso y humilde de corazón" si leíste bien *hu-mil-de* "y hallaréis descanso para vuestras almas". Si eres manso y humilde de corazón, hallarás descanso para tu alma, ¡porque Su yugo es fácil y ligera Su carga! ¡Toma Su yugo! ¡No el yugo de este mundo, ni tu yugo personal, sino el yugo del amor de Jesús y Su carga de amor por los demás!

Bendiciones!!!

3 mar 2010

Al Borde del Precipicio?




Cuando todo va mal y parece contrario a la Palabra y a lo habitual, sólo los que tienen gran fe pueden decir como Job: "¡Aunque Él me matare, en Él confiaré!" (Job 13:15) Si bien el Señor permitió que el Diablo casi lo matara, a pesar de ello Job no cedió ante el Diablo, ¡ni siquiera ante su esposa, que le decía que maldijera a Dios y muriera! ¡Siguió confiando y obedeciendo! ¡Y por ello resultó doblemente bendecido y vive eternamente!

Pero muchas personas desfallecen cuando van rumbo a la victoria. Se debilitan, se cansan y se dan por vencidas. Flaquean justo antes del momento decisivo. "Padecen muchas cosas en vano" (Gál.3:4). ¡Sufren mucho, y luego se quedan sin la victoria! Se rinden con demasiada facilidad, como Esaú, que menospreció su primogenitura y se contentó con algo que podía ver y creer fácilmente, en vez de algo que no podía ver y para lo que necesitaba mucha fe (Gén.25:33-34).

Por eso, cuando las cosas se pongan muy negras, ¡no mires abajo! ¡Mira hacia arriba! ¡No tengas miedo, ten fe! ¡Sigue creyendo y obedeciendo pase lo que pase! No pongas cara larga, no murmures ni te desalientes; alaba al Señor y agradécele por fe todas las gloriosas victorias futuras, aunque no las puedas ver todavía. ¡Mañana te alegrarás de haber confiado en Él!